sábado, 7 de julio de 2012

La soledad del portero.

    Ningún integrante de un equipo de fútbol experimenta tanto la soledad como pueda hacerlo un portero.


    Es esta una responsabilidad incluida en sus obligaciones y donde, en el caso de un penalti, queda excluido del arropo de sus compañeros.

    El guardameta se enfrenta a vigilar una zona de su ámbito periférico. Trata en todo momento de poner los medios para evitar la proximidad del esférico, que una vez que esté en su área, le obligará a actuar en base a la circunstancia requerida. En el momento en que se enfrenta a una parada, todos los integrantes se diluyen para dejar en evidencia sus dotes técnicos, y ahí quedará reflejada la templanza a la que está obligado a tener un portero.

    Todos los que en un momento velaban junto a él para proteger esa zona, quedan alejados para que en última instancia el portero recurra a todas sus habilidades para ejecutar la tarea de infranquear la portería. Como en el centro de una diana, el guardameta se siente el núcleo de una posibilidad que determine un resultado. Ese mismo centro, pero a nivel interno, será el que deberá hallar para anclarse y que le permita vivenciar su circunstancia al margen del de los demás.

    Ese punto instrospectivo deberá ser retomado una y otra vez para no desalienarse y que ello no procure una desestabilización y quiebre la concentración que exige su puesto de cancerbero.


    Ante el portero pesa el arroyo de un contraataque. Ante él golpea la dureza de los disparos a puerta. Su espacio queda restringido únicamente para las situaciones de tensión que deberá de proceder con actitud resolutiva.

    Cuando en la otra punta del estadio se produce el gol, él lo vive como un espectador implicado observando a lo lejos. Vive su exaltación rodeado de la misma espaciosidad que después le permite desplegarse como vigilante atento de su terreno. En ese momento el resto de sus compañeros está reunidos celebrando un gol; él mantiene el talante y ánimo equilibrado, pues entiende y comprende que después el péndulo puede oscilar hacia el otro lado, y eso obligará a ejecutar su tarea.

    Cuando el portero desarrolla sus paradas no se produce alboroto, en seguida se reanuda el juego. Empero, si falla en su cometido la característica del asunto se torna cruel y ajena al desarrollo de méritos anteriormente realizados. En el momento en que es encajado un gol, el portero vislumbra que en sus manos ha tenido la posibilidad de evitarlo. Es esta una sensación de no marcha atrás, de obligación de mirar hacia delante, de dejar en manos de sus compañeros la posibilidad de equilibrar el resultado. Cuando el resto del equipo avanza al contraataque, nuevamente se vuelve a producir la soledad, en este caso con dotes de abatimiento que deja un sabor amargo ante una parada fallida.

    El portero no puede permitirse el lujo de inclinarse en fatalidades. Deberá ser la suya una predisposición continua de entendimiento frente a las adversidades. Deberá con su rugido alertar al resto y empujar con su ánimo renovado el espíritu competitivo.

    Quizás el penalti sea el encuentro más directo consigo mismo. El penalti es su exposición más directa frente a sus responsabilidades. Corpóreamente se ubica en el centro, pero mentalmente deberá ajustarse a su punto de quietud, para desde ahí precipitarse a la ejecución de una parada. En ese instante la soledad se vuelve impositivista ante el cancerbero. Deberá relacionarse con la misma y no dejarse atrapar por recuerdos fatalistas que puedan invadir su estado anímico.

    El pensamiento controlado, la acción diestra y el equilibrio en su ánimo, permitirán al portero relacionarse con la situación desde otra vivencia más íntima consigo mismo.


    Cuando el jugador se dispone a lanzar, ese no-pensamiento, ese hacer sin hacer que propone el Tao, hace conectar con la frecuencia intuitiva hacia un impulso que le direccionará, para así desarrollar su habilidad que emerja de una sincronicidad eclosionada de su eje más profundo y revelador.




     
NOTA: Artículo publicado en la web de entrenadores de fútbol   profesional: http://www.modernsoccer.net/